El cambio climático ha traído consigo fluctuaciones de temperatura más pronunciadas, lo que afecta tanto a las personas como a las infraestructuras, incluidas las tuberías de las viviendas. Las heladas intensas y las sequías prolongadas son dos fenómenos que pueden generar problemas serios. Aunque Cornellà no sufre temperaturas extremas de manera constante, estas situaciones pueden presentarse y es importante estar preparado. Aquí te explicamos cómo estas condiciones afectan tus tuberías y qué puedes hacer para protegerlas.
Las tuberías están diseñadas para soportar su uso diario, pero el clima extremo puede llevarlas al límite. En invierno, cuando el frío es severo, el agua dentro de las tuberías puede congelarse, lo que provoca que se expanda y eventualmente cause roturas. Por otro lado, las sequías pueden hacer que el suelo alrededor de las tuberías subterráneas se contraiga, ejerciendo presión sobre ellas, lo que puede provocar fisuras y fugas.
Cuando las temperaturas caen drásticamente, el agua que fluye a través de las tuberías puede congelarse. Este congelamiento hace que el agua se expanda, ejerciendo presión sobre las paredes de la tubería. Si la presión aumenta demasiado, las tuberías pueden romperse, causando fugas. Las tuberías más vulnerables a estos problemas son aquellas situadas en áreas no aisladas, como jardines, áticos o paredes expuestas.
Si notas que una tubería se ha congelado, es importante actuar rápidamente para evitar daños mayores:
La mejor manera de evitar que las tuberías se congelen es tomar medidas preventivas antes de que llegue el invierno:
Las sequías prolongadas también pueden dañar tus tuberías, especialmente aquellas que están enterradas bajo tierra. A medida que el suelo se seca, puede contraerse, lo que desplaza o agrieta las tuberías subterráneas, afectando su funcionamiento.
La falta de agua puede alterar la presión dentro de las tuberías, lo que puede desencadenar daños. Además, el suelo que rodea las tuberías puede comprimirse y moverse debido a la sequedad, generando un riesgo significativo de roturas.
Tanto el calor extremo como el frío severo pueden afectar el rendimiento de las tuberías. Los materiales como el cobre o el PVC tienden a expandirse o contraerse ante cambios abruptos de temperatura, lo que incrementa el riesgo de fisuras o fugas.
Aunque algunos problemas en las tuberías pueden resolverse de manera casera, en ciertas situaciones es mejor consultar con un profesional. Algunas de estas situaciones son:
¿Qué sucede con las tuberías cuando las temperaturas bajan mucho?
Cuando el agua dentro de las tuberías se congela, se expande, lo que genera una presión interna que puede provocar roturas.
¿Cómo prevenir que las tuberías se congelen?
Aislar las tuberías que están expuestas al frío, cerrar las válvulas exteriores y dejar correr un hilo de agua durante las noches más frías puede ayudar a prevenir problemas.
¿Cómo afecta la sequía a las tuberías?
La sequedad del suelo puede provocar que este se contraiga, ejerciendo presión sobre las tuberías enterradas y provocando desplazamientos o fracturas.
¿Qué señales indican que una tubería ha sido dañada por el frío?
Una baja presión de agua, ruidos inusuales o la falta de flujo pueden ser signos de daños causados por las heladas.
¿Qué soluciones existen para tuberías dañadas por las condiciones climáticas?
Es recomendable contactar a un profesional para evaluar los daños y, si es necesario, reparar o reemplazar las tuberías afectadas.